"Botas de lluvia suecas" de Henning Mankell (Club de lectura Quelibroleo)

RESUMEN DE LA EDITORIAL: Una noche de otoño, Fredrik Welin —el protagonista de la exitosa novela Zapatos italianos— se despierta cuando un incendio arrasa su casa. A sus sesenta y nueve años, este solitario médico jubilado sale penosamente de entre las llamas, calzado con unas botas de lluvia (pero ambas pertenecen al pie izquierdo). Sólo quedan, a la mañana siguiente, unas ruinas malolientes: ha perdido su casa y todas sus pertenencias, y tiene que mudarse a un remolque, una caravana que pertenece a su hija. Cuando por el archipiélago se extiende el rumor de que él mismo ha provocado el fuego, la policía lo interroga, sin llegar a acusarlo. De pronto, Louise, la hija de Fredrik, viaja hasta la isla por motivos misteriosos. Todos esos acontecimientos sumen en el desconcierto a Fredrik, que ese otoño ve como se acerca a la vejez, también a la muerte, y desea saldar todas sus cuentas con la vida. Sin embargo, al conocer a Lisa Modin, una periodista que trabaja para el diario local y que investiga el incendio, se despiertan en él sentimientos que llevaban mucho tiempo muertos. Cuando en Nochevieja decide celebrar una fiesta a la que invita a sus amigos, se desata un incendio en otra casa del archipiélago.

Terminado. No me ha gustado mucho. No me dice nada, no me ha transmitido nada.

Algunos trozos muy pesados, como cuando viaja a París y recuerda su estancia allí muchos años atrás, o cuando recuerda a sus abuelos a través de viejas fotografías. Muy pesado y aburrido de leer.

En algunos momentos deseaba que pasara algo, algo que me enganchara, algo que me hiciera palpitar, porque le cogí cariño a ese personaje solitario que es el protagonista. Pero nada, no pasaba nada.

Los diálogos entre los personajes son absurdos y llenos de monosílabos, ellos mismos raros y abstractos. Desde Nordin, su mujer, hasta Oslovski, no entiendo a este personaje. Y La relación con Lisa Modin me parece surrealista ... me ha parecido un libro aburrido, sin acción, sin que sus personajes o su trama te traspasen la piel.

Describir una y otra vez cómo el protagonista cogía el barco para salir de su isla, cogía el coche, volvía a la caravana, una y otra vez, se repite excesivamente en esto y en otras cosas, repetitivo.

Todo gira alrededor de la soledad, es dura y triste quién la padece, es en lo que el autor se recrea: todos los personajes, salvo la hija, están solos, sin pareja, sin amigos de verdad, sin familia ... el protagonista se aferra a Lisa, pero qué mujer más rara y qué relación más fría incluso después de ir a París a buscarle, por no hablar de ese viaje en tren juntos en el que apenas hablan y ella "le agradece" su decisión de viajar acompañándola tapándose la cabeza y durmiendo ... me pareció absurdo.

Se salva el personaje de su hija que dentro de lo inusual de su profesión y de la vida que lleva, al menos es dinámica, es visceral y transmite más emociones que el resto, sin llegar a caerme bien es quién más me ha gustado. También Lisa, pero anodina total, insípida, esperaba más de ese personaje.

“Una lección de vitalismo y amor en el otoño de la vida”, esto es el eslogan publicitario de este libro, no puedo estar más en desacuerdo: vitalismo cero.


Lo siento, no me ha gustado el libro. Un 4. 

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