CLUB DE LECTURA 10 DE DICIEMBRE. "El olvido que seremos" de Héctor Abad Faciolince
El día 25 de agosto de 1987, dos sicarios dispararon contra
el profesor Héctor Abad Gómez. Lo esperaron a la salida de la sede Sindicato de
Maestros de Medellín y le dieron muerte. Tenía 65 años
Es un relato o unas memorias, que escribe su hijo Héctor Abad Faciolince, después del impacto que le produjo la muerte de su padre, pero tarda casi 20 años en hacerlo, necesita este tiempo para ordenarlo y escribirlo y como una necesidad para asumir un hecho tan trágico y tan impactante. Narrado desde el amor profundo, incondicional y casi sobrenatural que sentía por su padre, y también al revés.
En base a investigaciones, con su alumnos, el profesor logra detectar las causas de la tifoidea en esa ciudad que se resumen en la falta de agua potable y la infraestructura sanitaria en la que se encuentran barriadas pobres. Por su valiente defensa de esa verdad es atacado por la Iglesia, expulsado de la universidad y finalmente asesinado por defender derechos humanos, en especial los de la salud. Lo acusaron de comunista, pero su único pecado fue luchar contra la desidia de las autoridades de salud y municipios por no proveer de servicios básicos a las zonas pobres de Medellín.
Es un libro que al leerlo, te traspasa ese amor tan puro que había entre padre e hijo, que te eriza la piel sobre la vida en Colombia en los años 80, que te remueve los cimientos, que te engancha y que te emociona por lo conmovedor de su historia.
Es un libro que no podemos dejar de leer, un libro tremendo y necesario, un libro sagrado como he leído en alguna crítica.
La película, interpretada magistralmente por Javier Cámara, ganó el premio Goya de España, refleja fielmente la historia que se quiere contar. Muy buena película.
Cierto es que, para mí, tanto el libro como la película, se hacen un poco lentos en la recreación de la historia, pero eso no le quita exquisitez. En la película que vi tras leer el libro, jugué con ventaja. Ver a Javier Cámara en esta interpretación, vale mucho la pena.
Art. 22 Declaración Universal de los Derechos Humanos
Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social.
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