"La vuelta al día", de Hipólito G. Navarro
RESUMEN
DE LA EDITORIAL: Lograr lo más difícil: regresar a la
escritura como si esta fuera un combate de boxeo que se gana en el último
round; volver también al fondo de la memoria, al tiempo ido de la juventud, y
salir indemne de ese viaje –entre el dolor y la sonrisa–; retornar al riesgo, a
la felicidad del juego, a la exploración; y además revolver, girar, darle la
vuelta a la sintaxis, a las palabras, y a la vida. Conseguir lo más complicado.
Eso es lo que propone –y logra con rotundidad– Hipólito G. Navarro, el más
importante de nuestros cuentistas actuales, en su esperado regreso al género.
Las mismas virtudes y nuevos registros en estos cuentos donde todo es posible,
donde todo está permitido. De nuevo la alegría de poder leer a uno de los
grandes. Porque La vuelta al día no es solo un libro. Es un acontecimiento.
De Hipólito G. Navarro se ha escrito: «Cuando parecía imposible crear algo nuevo en el cuento, Navarro reinventa un modelo personalísimo de fabulación. La escritura: lúdica y afilada. Y los asuntos, impredecibles, por las realidades que convocan y por las muchas veces hirientes cuestiones humanas que ventilan», J. Ernesto Ayala-Dip, Babelia
De Hipólito G. Navarro se ha escrito: «Cuando parecía imposible crear algo nuevo en el cuento, Navarro reinventa un modelo personalísimo de fabulación. La escritura: lúdica y afilada. Y los asuntos, impredecibles, por las realidades que convocan y por las muchas veces hirientes cuestiones humanas que ventilan», J. Ernesto Ayala-Dip, Babelia
A
Hipólito me une Fuenteheridos y la familia López, a la que le tengo un cariño enorme
y muy especial.
Por
conocerle, era mi asignatura pendiente leerle, y no me ha sorprendido, sabía
que me iba a gustar.
Leerle
ha sido como escucharle o verle, no es que seamos amigos del alma, ni que
tengamos una relación estrecha en la que nos veamos a menudo, ni siquiera si ve
o escucha mi nombre sabrá quién soy como no le diga con quién estoy casada,
pero es cierto que mientras le leía era como ver su risa siempre constante en
su rostro o escuchar esa manera suya de hablar tan personal, tan sencilla, tan
humilde y con ese suyo sentido del humor irónico y muy inteligente.
Hay
algunos relatos con los que me he reído mucho, con la anécdota del taxista en
“Los artistas cautivos” he llorado de risa, será que me coge muy de cerca
jajajaja.
También
me he reído lo suyo con “Puentes, acueductos”, ese humor de Hipólito tan
especial queda muy plasmado en este relato.
Destaco
también “Una infidelidad: puntos de fuga, coordenadas” … ¡¡¡sublime!!!
O
esa Verruga Sánchez, rozando lo absurdo, lo inverosímil, pero que mientras leía
no desaparecía mi sonrisa, me imaginaba a Hipólito contando in situ la
historia, sería un verdadero lujo y esa verruga ganaría muchísimo.
De
“La excusa termodinámica” os copio un párrafo, porque quiero dejarlo plasmado,
no quiero olvidarlo, porque como él dice, no hay nada peor (en clave de humor,
por supuesto) a lo que al protagonista de la historia le ocurrió (lo he vivido
en primera persona): “¿Puede haber algo peor en este mundo …, me pregunto, que
desperdiciar dos o tres horas intentando encender la chimenea de la casita que
hemos alquilado para pasar dos días de tranquilidad en plena sierra?
Seguramente sí, me respondo de inmediato, seguramente es peor darse cuenta de
que la leña está verde y húmeda, de que no habrá más remedio que subir siete
empinadas cuestas pueblo arriba para comprar madera seca ….” Si sigues leyendo,
el finde en la sierra se convierte en una auténtica odisea por culpa de la
chimenea. No hay nada peor, querido Hipólito …
Destaco
porque son los que más me han gustado “La vuelta al día” donde en su principio
me he sentido totalmente identificada: agosto es para levantarse tarde, pero
¿no es desperdiciar así el único mes de vacaciones?
Destaco
también “La poda y la tala de los árboles frutales” con el que se me ha
escapado más de una lagrimita, me ha encantado y emocionado.
Es
justo reconocer que en algunos me he perdido, creo que no he logrado
“pillarte”, admirado Hipólito.
En
su conjunto, genial y extraordinario, cuentos o relatos independientes con los
que os aseguro tendréis la risa asegurada en más de uno, os garantizo un buen
rato leyendo.
Es
cierto que me unen y me identifico con muchas cosas de las leídas,
Fuenteheridos y sus alrededores están presentes en todo el libro, así resulta
más fácil entretenerse con estos pequeños relatos, pero no imprescindible.
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