"Ara, como el río", de Charo Jiménez
RESUMEN
DE LA EDITORIAL: Tras superar con grandes penurias la Guerra Civil, dos
familias aragonesas (los Garcés Castillo; y los Santolaria Campo) deben hacer
frente ahora a un conflicto aún más duradero y que les llevará al límite de sus
fuerzas: abandonar Jánovas, su pueblo junto al río Ara, ante el desalojo
impuesto para la construcción de un nuevo embalse. Comienza entonces una
resistencia vecinal heroica y desesperada por mantener intacto un enclave
natural y una forma de vida que parece tener sus días contados frente a la
tiranía del progreso. Con sensibilidad y armonía narrativa, Charo Jiménez
confecciona en Ara, como el río
un testimonio de sufrimientos, luchas y alegrías de las familias de
Jánovas a través de unos sucesos que debieron avergonzar a un país entero y que
componen la memoria de sus habitantes. En un marco incomparable, el Pirineo
aragonés, donde la naturaleza reina de manera indómita, los intereses
económicos surgen como agente corruptor del equilibrio ancestral de estos
pueblos oscenses con sus bosques, sus montes y, sobre todo, con su río, el Ara.
UN LIBRO MARAVILLOSO. UN LIBRO 10
La sensibilidad de la autora es extraordinaria al contarnos esta
historia real sobre el pueblo de Jánovas y sus habitantes.
Me ha emocionado y es un libro que recomiendo leer al 100%.
Charo, la autora, nos dice esto en una entrevista que mi amiga
Otxoa le hizo:
“En julio de 2015 viajé con mi familia al Pirineo
aragonés. Había leído algo sobre los pueblos deshabitados del Valle del Ara, en
la comarca del Sobrarbe, pero no conocía la historia de Jánovas, no tenía ni la
más remota idea de lo que iba a encontrar allí y de cómo me iba a afectar y a
marcar mi vida. Llevábamos años queriendo conocer la zona, pero no pudimos
hacerlo hasta ese año. No sé, quizás si hubiera ocurrido antes, en otro momento
de mi vida en el que no disponía de ese tiempo para escribir…, pero sucedió
cuando tenía que suceder. Me enamoré del paisaje y del paisanaje. Y la historia
me conmovió y me golpeó en lo más profundo. Uno de los personajes-persona de
Ara, como el río, Emilio Garcés, decía que la rebelión ante la injusticia era
algo nato en él. A mí me pasa lo mismo. Tenía que hacer algo para dar a conocer
aquella historia tan tremenda y tan hermosa al mismo tiempo, aportar mi granito
de arena. Hice lo que mejor sé hacer, escribirla. Me dejé la piel en este
trabajo tan delicado. Les pedí a las familias algo muy difícil cuando las
heridas están aún abiertas, que me abrieran no solo las puertas de su casa,
sino también las de su corazón. Que me contaran su cotidianidad, cómo vivieron
lo que vivieron, ahí es nada. Les estaré eternamente agradecida por ello. Hay
que conocer esta historia de dignidad, de lucha, de amor por la tierra, por la
esencia del ser humano, sus tradiciones, su cultura, su patrimonio, su río
Ara... El gran Ara, el último río virgen del Pirineo.
Son unos valientes que no reblan, la amargura no ha
podido hincar sus ponzoñosos colmillos en ellos a pesar de tanto sufrimiento. Y
es una alegría enorme ver cómo el pueblo va volviendo a la vida, lo están
consiguiendo, con mucho esfuerzo, pero con mucha fuerza también.
Conocí a Paca Castillo, una de las protagonistas de
esta historia, en su casa de Campodarbe, sentadita en su sillón junto a la
chimenea, y lo primero que me dijo fue “yo ya les tengo envidia a los muertos”.
Una mujer extraordinaria que había vivido más de veinte años con su marido,
Emilio Garcés, en un Jánovas en ruinas, sin luz ni agua corriente, en unas
condiciones terribles y había podido con todo y con todos. Y allí estaba yo
acariciándole las manos mientras me narraba su vida desde que atravesó las
montañas nevadas camino a Francia siendo una niña, huyendo de la guerra, hasta
ese inevitable cansancio último, esperando, al menos, que alguien pidiera
perdón. Pues qué voy a sentir, mucho respeto, admiración y un amor eterno,
sobre todo por ella, que ya, por fin, no les tiene envidia a los muertos.”
Creo que está dicho todo con las palabras de Charo,
qué mejor resumen que ese.
Deciros que la recaudación de la venta de este libro,
va directamente a Jánovas para ayudar a su reconstrucción, así que os animo a
comprarlo y a leerlo.
El epílogo lo he leído varias veces, “Y ahora, ¿qué?”
Quién les cura todo el dolor pasado, quién les restablece lo perdido …. Me ha
emocionado mucho este libro.
Os dejo un poema de su página 133:
“Al aire van los recuerdos
Y a los ríos las nostalgias.
A los barrancos hirientes
Van las piedras de tus casas.
¿Quién te cerrará los ojos, tierra, cuando estés
callada?”
En mayo del 2021, tuvimos el honor de contar y debatir este libro en nuestro Club de lectura "10 de diciembre", con la presencia de Charo.
Oooh, muchísimas gracias, Mercedes. Qué feliz me hacen esas palabras y emociones. Ya eres parte de esa hermosa tierra de ojos abiertos y voz que no rebla. Me encanta que hayas puesto el poema del gran Labordeta. Un abrazo enorme♥️💚
ResponderEliminarGracias a ti, Charo, por darnos a conocer esta historia, y tan bien contada.
ResponderEliminarGracias ❤️